En el arte, existe una famosa frase que dice «La obra no se termina, se abandona», y creo que resume perfectamente la ambigüedad inherente a este proceso creativo. Cada artista tiene su propio criterio y estándares para determinar cuándo considera que una obra está completa. En mi experiencia, he encontrado útil un método que aprendí hace años y que consiste en dejar descansar el ojo.

Después de finalizar una fotografía, suelo dejarla reposar durante varios días antes de revisarla nuevamente. Este periodo de descanso me permite alejarme emocionalmente del proceso creativo y ver la imagen con una perspectiva fresca. En muchas ocasiones, me sorprende descubrir errores que no había notado previamente o darme cuenta de que he sobreeditado la imagen. En algunos casos, decido realizar ajustes adicionales, ya sea agregando o eliminando elementos, mientras que en otros simplemente decido mantenerla tal como está.